That's Freedom Guyra 84

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Feel free to point out any typos.
I gotta wake up in three hours and half :'D stood up late so I could finish this page and progress more in the next ;D. Brb, bed. I'll reply comments and etcetera tomorrow.
This is a 2007 story, not a 2013 one. Keep that in mind ^^
Historia en Español, bajo la sección en Inglés
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English
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“Dunno man” the jaguar casually said. “I’m kinda used to people runnin’ away screamin’ as soon as I step in”

“Whatever” Yúhei murmured, looking at his full belly out of the corner of his eye “Good to vary from time to time.. ain’t it?”

“Oh I think so!” The giant cat chuckled. “Funny legs, by the way”

A loud cackle made both their heads turn to the source of the noise, directly on top of them. They were met by the dark shilouettes of two very unfriendly-looking black-fronted piping-guans, staring down at them. Or better said, at Yúhei. Both birds looked tattered, blood stained, their plumage standing out on places where it shouldn’t.

“Jaguars now, uh?” One of them, a female, murmured. Her eyes were full of hatred.

“Is that what your filthy species does, always shield their sorry asses behind everyone stronger” the male of the same species added, and proceed to throw a overripe fruit at Yúhei, which hit him directly on the forehead. “You cant get food with those fucking legs, so you wait for others to take our poor eggs for you!”

The maned wolf’s face contorted into a snarl, and he opened mouth to protest, when the female spoke again.

“Yes, and when they get too big to fit behind a coati, they look for jaguars.”

The fruit she threw landed square on Yuhei’s nose. But he ignored the pain.

The golden maned wolf stood paralyzed. what did she imply? Had they gotten they nest destroyed by... a coati, accompanied by a small enough maned wolf?! He shook his head in disbelief. Yes, they legs were too long, they were built for swamplands, grasslands, the open Chaco park... not for the thick Atlantic rainforest. And as a result, there weren’t many maned wolves around. In fact, he hadn’t seen any of them, besides his own family, since their arrival.

More fruit and insults rained onto him, but he did not care. He was shivering. He lifted his snout, and spoke:

“Have you seen two tiny maned wolves?! Have you?!!”

The piping-guans interchanged a look of scorn, and resumed their bombarding.

“Listen, I have lost my two children have you seen them?! Please, answer to me!!” Yúhei screamed with desperation, completely oblivious at the presence of the jaguar, or the fruit and debrises raining onto him.

“Please, tell me where I can find them! I beg you!”

“So it’s a shared pain, isn’t it?” One of them replied. “At least now do you know the pain of losing your litter” With that, the guans turned around and with quick jumps and short flights, moved away, trying to dissappear into the thicket.

“Please, tell me!! If you do, me and my wife will protect your next nest, and also your chicks, from any predators!! Please tell me!!”

Yúhei ran after them, without obtaining a single reply, and followed them with his sight, losing them at times to find them again shortly after, until they eventually managed to climb higher, and Yúhei completely lost sight of them.

“Come baaaack!!!” He finally screamed, and them flopped sit with a loud sigh. He then raised his head, and his eyes glimmered under a moon beam that leaked through a small gap amindst the dense vegetation.

His pups were alive. And whatever it took, he was going to find them.

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Español
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“No sé, macho” dijo el jaguar, con aire divertido. “Como que estoy acostumbrado a que todo el mundo huya chillando cuando me aparezco, viste”

“Lo que sea” Yúhei murmuró con indiferencia, mirando el vientre abultado del felino, con el rabillo del ojo. “Es bueno variar de tanto en tanto… verdad?”

“Ya lo creo” Respondió el manchado, sonriente. “Por cierto, tus patas me dan gracia”

En eso, un fuerte cacareo resonó por encima de sus cabezas, y ambos carnívoros levantaron la mirada, para encontrar dos siluetas oscuras. Una pareja de yacitungas observaba al par con cara de pocos amigos. O mejor dicho, a Yúhei. Ambas aves parecían maltratadas, sus patas y pechos estaban manchadas de sangre seca, y tenían el plumaje desaliñado, erizado en lugares donde debiera estar alineado.

“Así que con jaguares ahora, eh?” Uno de ellos, una hembra, murmuró. Sus ojos destellaban odio.

“Es lo que tu mugrienta especie hace, ocultándose como los peores cobardes tras alguien más fuerte” el macho añadió, y le arrojó una fruta pasada a Yúhei, que lo golpeó directamente sobre la frente. “No pueden conseguir comida con ésas putas patas de ustedes, así que esperan que otros destrocen unos huevos inocentes, verdad?!”

La cara del aguará-guazú se arrugó para gruñir, y abrió la boca para protestar, cuando la hembra habló otra vez:

“Sí, y cuando se ponen demasiado grandes para ocultarse tras un coatí, entonces buscan jaguares”

La fruta que arrojó aterrizó violentamente sobre la nariz de Yúhei, pero él ignoró el dolor.

El aguará dorado estaba tieso, con los ojos tan abiertos que parecían a punto de escapar de sus órbitas. Qué quiso decir ella? Acaso su nido había sido destruido por un coatí... acompañado de un aguará pequeñito? Sacudió la cabeza, sin poder creer lo que oía. Claro que sus patas eran demasiado largas, estaban hechas para el pantano, el pastizal, el monte chaqueño… no para la densa selva paranaense. Por eso no había muchos aguarás guazú en la zona. De hecho, Yúhei no recordaba haber visto a ninguno fuera de su familia.

Más frutas e insultos cayeron sobre él, pero no le importó. Estaba temblando. Levantó su hocico, y habló al enfurecido par de aves:

“Han... han visto unos cachorros de aguará?! Los han visto?!!”

Las yacitungas intercambiaron una mirada de desprecio, y continuaron arrojándole lo que tuviesen a su alcance.

“Escuchen, he perdido a mis dos hijos, los han visto?! Por favor, diganme!!” Yúhei gritó con desesperación, ignorando completamente tanto la presencia del jaguar como las frutas y trozos de corteza que llovían sobre él.

“Por favor, díganme donde los vieron! Se los ruego!”

“Así que es un dolor compartido, eh?” respondió una de las aves. “Al menos ahora conocés el dolor de perder a tu camada” Y con eso, la pareja de crácidos dio una vuelta, y con saltitos y vuelos cortos, se internaron poco a poco en la espesura.

“Por favor diganme!! Mi esposa y yo protegeremos sus próximos huevos, y también sus pollos de cualquier predador!! Por favor, tienen que ayudarme!!”

Yúhei corrió tras ellos, sin obtener respuesta alguna, perdiéndolos de a ratos para volverlos a encontrar luego, hasta que las aves consiguieron trepar a mayor altura, y se esfumaron en la oscuridad.

“Vueeelvaaan!!!” Gritó finalmente, y luego se desmoronó sobre sus patas traseras, dejando escapar un hondo suspiro. Después levantó la cabeza, y sus ojos brillaron bajo un fino haz de luna que se filtró entre la densa vegetación..

Sus cachorros estaban vivos. Y, costase lo que costase, él los iba a encontrar.